28 feb 2012

El ciberamigo inútil

Este post va dedicado a todos aquellos chicos con los que comienzas a hablar por internet, aquellos chicos de tu ciudad, o que viven cerca de ti, que te interesan, que te caen bien y hasta te gustan, que te contestan, que hablan contigo horas, con quien tienes cosas en común…pero que nunca encuentran el momento de quedar contigo.

Cuando comienzas a hablar con un chico de internet que a priori te gusta o interesa y al ir hablando con él, te va gustando más, es difícil aguantarse las ganas de decirle de quedar cuanto antes, te contienes, y cuando te parece que ya sabes lo necesario para estar seguro de quedar, le propones, y es cuando no encuentra el momento. Pasan los días, vas proponiendo quedar y nunca les va bien, pero eso si, te contestan, charlan contigo durante mucho rato.
¿Qué les pasa? Si tenemos tanto en común, si te contestan siempre cuando inicias conversación, ¿porqué ni te proponen ellos quedar ni tienen tanta prisa como tú? Pues es obvio, por desgracia, no tienen tanto interés, y algunos quizás hasta contesten por educación y cordialidad, algo de agradecer, igual de aceptable que directamente te digan que no les interesas y así no te encaprichas y pierdes el tiempo con alguien que no está en la misma posición que tú.
Me he llegado a topar con algunos que, ya dudoso, les preguntas si quedaremos algún dia cercano, y que contesten un “para qué”, y hombre, que queréis que os diga, yo tengo amigos que viven lejos de mí con los que mi relación es solo online o por teléfono porque no puedo verles a menudo, pero, un chico que vive en tu ciudad, o cerca de ti, y que no tiene interés en verte en persona, ¿exactamente para que te sirve? ¿compensa tener agradables conversaciones por internet o teléfono con alguien a quien se supone que caes bien pero que no quiere verte en persona?
Solo quedan dos opciones: Insistir o olvidarte de él, ¿será así cuando reaccione y muestre interés en tí? Probemos.

29 ene 2012

Nunca más se supo

La semana pasada quedé con un chico estupendo. Comenzamos a hablar por internet a mediodía y ya decidimos conocernos esa misma tarde. Cuando le tuve delante sentí un eclipse, era todo lo que busco en un chico. Estuvimos cinco horas juntos. Pasamos de un té a una cola y a una cerveza, hablando sin parar, contándonos la vida, descubriendo decenas de gustos comunes, y yo estaba cada vez más emocionado…le había encontrado, era perfecto.

Cuando era la una de la madrugada le acompañé al coche, me dijo de vernos dos días después y me arrancó un beso. Yo, encantado, regresé a casa más feliz que Heidi por el campo, y con ganas de llegar a casa para escribirle y esperar que me contestara con el mismo entusiasmo pero nunca más se supo. Estuve inquieto toda la noche al ver que no me contestaba, primero porque pensé que le había gustado, y luego porque espero que una persona con la que tengo tanto en común y que me pareció inteligente, debería contestar aunque al llegar a casa se diera cuenta que quizás no era lo que esperaba, pero no, nunca contestó. Llegué a plantearme que hubiera tenido un accidente de coche, que hubiera perdido el móvil, pero pensé, al día siguiente me enviará un mail o algo y ya me quedaré tranquilo. Pero nunca más se supo.

¿Dónde quedó la educación? ¿Dónde están los buenos modales? ¿Y el respeto? ¿Y la decencia?. Al día siguiente supe que seguía vivo porqué se conectó a la web de contactos donde lo había conocido, y dudo que si estuviera muerto alguien en su lugar entrara a comprobar sus mensajes. Lo di por perdido, pero me sentí totalmente impotente y sobretodo estafado. ¿Por qué me besó si no quería verme nunca más? ¿Por qué no me escribió aunque fuera para decirme que lo sentía, pero que se había confundido y no quería quedar más? Hubiera sido duro pero lo habría asumido y adelante.

Esta semana salgo con un amigo y me lo encuentro en un bar. Mi amigo, algo justiciero y al corriente de la historia lo arrastró hacia mí con intención de obtener una respuesta. El sujeto en cuestión hizo como que no me conocía tras un “¡hombre!, estás vivo”, y luego soltó un “ahh, ya caigo”…Me quedé mudo, no supe cómo actuar, se merecía un par de hostias bien dadas, pero ese individuo no merecía ni un segundo más de mi vida, así que me fui.

Todos hemos quedado alguna vez con alguien que no ha resultado ser lo que esperábamos, o hemos conocido a alguien una noche y sabes que no habrá una segunda, pero por favor, si os ocurre, y os escriben para saber cómo estáis o para quedar, dad evasivas, mostrado poco entusiasmo, mostraros ocupados, y si el chico es algo ávido se percatará de vuestra falta de interés…pero por favor, sed personas, tened decencia, y contestad.

28 ene 2012

El Folloamigo: Pros y Contras


Todos sabemos lo que es un folloamigo. Aparentemente es una relación parecida a estar por estar, pero con una diferencia clara: No debe haber sentimientos, porque es un tipo de relación pactada con esa condición desde el principio.

Un folloamigo es alguien con quien compartes buenos momentos, dentro y fuera de la cama, aunque lo que más te une a él es obvio, una atracción brutal que hace que cuando estáis juntos no te quieras despegar de él ni para comer. Te eriza la piel, te excita, disfrutas como nunca y sin complicaciones. Un folloamigo no te da problemas mentales ni emocionales, no te ralla, no te agobia, no te presiona, no exige como lo hace una pareja tradicional. Hay complicidad, buen rollo, amistad y sobretodo muy buen sexo.

En lo sexual es obvio que hay que ser 100% compatibles, pero el folloamigo también es alguien con quien pasas muchas horas juntos, y por lo tanto debe ser alguien con quien hablar, con quien reírte, con quién ver una película, con quien, quizás, salir a cenar o dar un paseo, siempre con esas ganas de pillarle en cualquier momento porque te pone a mil, y provoca que no tengas ganas de salir de la cama en todo un día.

La relación de folloamigo es de las más estabilizadoras que existe para estar de humor, alegre y tranquilo; y puede durar semanas, meses o incluso años. El folloamigo es aquel que no te llena sentimentalmente pero te hace sentir bien, a gusto, satisfecho, puede que consiga que no tengas ganas de acostarte con otros, puede que si, pero es tu comodín, ese polvo asegurado, ese chico que sabes que no te dará problemas, que no te hará preguntas ni exigirá una atención constante. Quizás os veis cada dos o tres días, quizás una vez a la semana. Pasáis un bien rato juntos y luego cada uno a su casa sin estreses, malas vibraciones, discusiones ni malestares.

El problema es cuando esa complicidad, esa amistad, ese roce creciente se va transformando en algo más que cariño y uno de los dos empieza a sentir algo más por el otro. Es algo totalmente normal, si os veis tanto, el sexo es espectacular, tenéis cosas en común..¿por qué no te vas a enamorar? ¿por qué no puede convertirse en novio? ¿qué lo impide?
 
Yo personalmente no he podido tener una relación así durante mucho tiempo….o bien porque terminaba encaprichándome y pidiendo algo más y el otro no quería, o porque, como no sois pareja, el otro de repente conoce a alguien que le gusta más y termina contigo por encontrar a alguien que si que le llena ese hueco sentimental, vacio en una relación de este tipo.

A muchos les parecerá algo animal, poco humano y obsceno tener un folloamigo, pero yo os aseguro que os dará menos dolores de cabeza que un novio o un rollete que acaba en nada…pero os aseguro también que nadie puede sentirse feliz con un folloamigo como te sientes con un novio de verdad, del que estás enamorado, al que amas, que te ama, y que si te da problemas de cabeza no importa, porque te lo da todo, y le correspondes por igual.

20 ene 2012

Estar por estar: Felicidad por conformismo

Cuando uno está enamorado lo sabe, lo nota, lo siente...y cuando tienes pareja se lo demuestras, y la felicidad es absoluta, total, genuina y clara. El problema es cuando no estás enamorado, cuando no sientes esas mariposas, cuando comienzas una relación y no imaginas un futuro junto a esa persona, cuando ese enamoramiento se queda en cariño y pasión pero no va más allá. ¿Qué futuro le espera a esta relación?

Seguro que todos conocemos a algún amigo en esta situación, o incluso puede habernos pasado a nosotros mismos. Vemos claro que este chico que hemos conocido no es el hombre de nuestra vida, pero aún así intentamos mantener una relación, ¿por qué no darle una oportunidad?. Al principio todo va bien, porque te sientes a gusto con la persona, te vas conociendo, haciendo más cosas juntos, pero esa llama que debe prender no acaba de hacerlo.


¿Vale la pena seguir con ello? ¿Cuánto va a durar la relación? ¿Nos planteamos que en cualquier momento podemos sentir ese flechazo con otra persona con la que nos crucemos por la calle? ¿Seremos capaces de serle fiel a nuestra pareja si no estamos enamorados?

Una relación de este tipo tiene una inevitable caducidad, sobretodo cuando el otro está enamorado totalmente de nosotros pero nosotros no, y lo sabemos. Con él estamos a gusto, cómodos, nos quiere, no tenemos de qué preocuparnos. Es una relación fácil porque el otro lo da todo por nosotros mientras que nuestra tarea es, ir haciendo, estar ahí, mantener la relación por comocidad, por confort, básicamente por conformismo.

¿Tenemos que conformarnos con estar con alguien que no nos llena? ¿Sólo porque nos gusta y tenemos cosas en común?. La estabilidad, la seguridad que nos da la pareja, la tranquilidad y el cariño pueden llegar a ser suficientes para sentirnos completos aunque sabemos que no lo estamos, porque nuestro corazón no va al mismo ritmo que el de nuestra pareja y eso al final estallará por un sitio u otro.

Si tu pareja enamorada no se percata de que no estás al mismo nivel, la cosa puede durar un tiempo...hasta que la dejes porque te has cansado, o porque has conocido a alguien que te ha eclipsado...El problema es cuando tu pareja sabe que no estás al mismo nivel, y yo me he visto en ambas posiciones y no es nada agradable. Se sufre, duele, es un nerviosismo constante, amar a tu pareja y que ella no te ame a ti, no sentirte correspondido, que te sonría cuando le dices "te quiero" y luego te abrace...¿nos compensa a nosotros también? es obvio que no.

Si tienes novio, y le quieres, y te quiere, adelante...si uno de los dos falla, por favor, dejadlo antes de que se meta alguien en medio...por el bien de ambos.

5 ago 2011

De cómo supe que era gay


Esta es una de las preguntas que seguro que os han hecho a todos alguna vez, ¿y cómo supiste que eras gay? Unos se dan cuenta pronto, en la adolescencia, otros más tarde, quizás con las primeras fiestas universitarias, y algunos más tarde aún, atrapados en un matrimonio y con hijos. En el fondo todos sabemos cuando supimos que nos gustaban los chicos, que éramos gays, pero no tiene porqué coincidir ese momento con otro más importante: Aceptarlo.

En mi caso recuerdo comenzar a fijarme en los chicos en plena adolescencia, a los 15 o 16 años, una de las etapas que recuerdo con menos cariño de mi vida, la etapa del instituto en la que yo era el empollón gordito, con gafas y ortodoncia, blanco perfecto para las burlas de los compañeros más chulitos de la clase, y a todo esto había que sumarle que tenía pocos amigos, odiaba los deportes y siempre me juntaba con las chicas.
Y digo que recuerdo empezar a fijarme en los chicos aunque fue de una manera distinta a la que imagináis.

Recuerdo fijarme en los más guapos y atléticos del instituto con ansia de parecerme a ellos, porque yo no me quería, porque no era feliz con mi aspecto y observaba a los chicos en clase de educación física como saltaban más que yo, como corrían más que yo, y como las chicas de clase suspiraban por ellos… y yo quería ser así.
Yo siempre fui el gordito simpático, amigo de las chicas, gracioso y alegre, pero nunca conseguía ser más que ello, porque los chulitos de clase eran los que se llevaban sus miradas y los que aparecían en corazones en las agendas de mis compañeras.

Mi anhelo de ser como ellos se fue transformando poco a poco, cuando pasé de querer ser como ellos a querer poseerlos, a descubrir internet, ver cuerpos desnudos y no sólo querer parecerme a ellos, sino que se despertó mi deseo sexual hacia esos chicos guapos con torso firme que veía en internet, y en la calle y en el instituto. Quería tocar esos cuerpos, sentirlos, amarlos.

Pronto comenzaron a nacer mis dudas, ¿me gustan los chicos? Si, pero ya se me pasará. Y así pasé el instituto, con ese debate interior que me hacía creer que era algo bisexual, pero nunca gay.Aquellos pensamientos y dudas no me corroían, pero jamás lo comenté con nadie. Era un problema mío, algo pasajero, no valía la pena tomarlo en serio, y no tenía a nadie a quién contárselo, ni había ningún gay en mi entorno, estaba sólo con mi “problema”.

Fue al finalizar el instituto que conocí a una chica, una chica especial, que me hacía sentir bien, que me hacía sentir hombre, y a la que traté como merecía con cariño y comprensión, una amiga especial, que al poco de conocernos me dijo que era bisexual, y a la que yo contesté…”yo…también.” Era la primera persona a la que se lo contaba, y me dio la confianza para ello.

Al poco de comenzar a salir con ella me quiso llevar de fiesta para conocer a dos de sus amigos, que casualmente eran gays. Recuerdo aquella noche perfectamente. Me senté frente a ellos en una terraza, charlamos, tomamos algo, yo nunca había hablado con ningún gay, y al principio estaba nervioso, pero me iba sintiendo cómodo a medida que avanzaba la conversación, y la noche. Vi que no era el único que tenía ese “problema”, que había más chicos como yo, a los que les gustaban los hombres, y más tarde al entrar en una discoteca de ambiente, mi primera vez, y vi que allí había decenas de chicos “con mi problema”, mis dudas desaparecieron. Ya sabía que era gay, pero esa noche lo acepté y lo asumí. No estaba solo, mi problema era más común de lo que pensaba.


Lo que sentía por mi chica se hizo confuso en cuanto vi que varios de esos chicos me atraían. Algunos me sonreían, algunos se acercaron a bailar conmigo, otros me los presentaban dándome dos besos, una manera de saludar que nunca hubiese pensado posible, pero allí era normal, yo era normal. A pesar de mi físico y mis inseguridades me sentía bien, cómodo, sin presiones, sin fingir nada, yo podía ser yo.
Esa noche no dormí, no podía, acababa de tener una revelación que iba a cambiar mi vida para siempre.
Al día siguiente se lo comenté a mi chica. Tuve que dejarla. Lo entendió, y desde ese mismo día supe, y acepté, que era gay, que no era algo pasajero, que eso nunca cambiaría, y que nunca cambiará.

31 jul 2011

El Eclipse

En la vida hay dos maneras de enamorarse. Amor a primera vista o amor con el paso del tiempo. Sin duda alguna, particularmente funciono por amor a primera vista, a partir de ahora, y como yo lo llamo, eclipse.
El eclipse es aquello que ocurre cuando ves a un chico de repente o quedas por primera vez con ese chico de internet con el que llevas tiempo hablando y el mundo se para cuando os conocéis. Suena idílico, lo sé, pero ocurre. En cuanto le ves todo se detiene, se crea un breve silencio, no hay nadie más alrededor, sólo estáis él y tú. Te sonríe y sientes como si algo te hubiese explotado en la cara, como si la onda expansiva de su mirada, de su sonrisa fuese capaz de echarte hacia atrás, de dejarte paralizado, de tirarte al suelo, y tu corazón se dispara.
Los que se hayan enamorado alguna vez me comprenderán, los que aún no lo hayan experimentado pero lo desean, lo anhelarán, y los que pasan del amor sentirán asco leyendo estas palabras y pasarán al siguiente artículo. Sonará cursi, sonará demasiado romántico…¿pero qué es el amor sino? El amor es eso que no te deja pensar, comer, dormir, aquello que te acelera el corazón, es sufrimiento y es dolor, pero ante todo, es la mejor sensación que alguien puede experimentar en vida.
Llegar a ello no es fácil, y por supuesto el nivel de plenitud no es el mismo cuando te enamoras de ese chico inalcanzable que no te hace caso, que cuando el amor es correspondido, real, verdadero. Un amor correspondido te llena, te extasía, te hace más guapo, más listo, mejor persona, mejor animal social, más amigo de tus amigos.
Algunas personas se enamoran con el tiempo. Conocen a alguien, y piensan “está bien”, o “mira que chico más majo”, y a medida que pasa el tiempo, que comparten tiempo juntos, después de un mes, o dos, o tres se enamoran, se rinden a los encantos de esa persona que les está haciendo feliz. Un amigo incluso me comentó qué, cuando conoció a su novio, incluso le pareció feo, pero que con el paso del tiempo fue descubriendo sus cualidades, y ahora llevan casi una década juntos, y felices.
Con el eclipse no quiero decir que yo me enamore el primer día, sino que cuando ocurre, uno sabe que está delante del amor de su vida, y los sentimientos se aceleran rápido, y antes de que te des cuenta ya estás pensando cuándo lo presentarás a tus padres, qué le regalarás para Navidad, dónde pasaréis juntos las próximas vacaciones. Eso es el eclipse, algo que te causa ceguera, que oculta hasta al sol, que hace que todo alrededor desaparezca, que no tengas ganas de ligar, de conocer a otros chicos, de ilusionarte por nadie más, porque quieres que él te lo de todo.
El problema aparece cuando, en mi caso, conoces a un chico y no te eclipsa. Lo conoces de noche, o te lo presentan, o quedas con él después de largas charlas por internet en las que te vas haciendo tu idea y cuando quedas en persona no sientes ese flechazo. Cuando tus altas expectativas se sienten frustradas porque no resulta ser como esperabas, porque no has sentido ese pinchazo en el corazón, porque te gusta, sí, pero le falta ese algo que no sabes lo que es.
Personalmente, y tras mi único eclipse, que me regaló una relación de tres años, he intentado volver a sentir algo así, pero no lo consigo, pero a pesar de ello no me cierro a nada. La última vez que conocí a un chico estupendo pensé…vale, no me eclipsa, pero ¿y porqué no puedo ser yo de los que se enamora con el tiempo y no a primera vista? Probemos. No funcionó. Dos meses intentando enamorarme y no hubo manera. Era como si yo condujera un tractor y él un Aston Martin, y nunca llegué a alcanzarle en sentimientos, aunque él lo dio todo por mí.
¿Injusto, verdad? Con lo difícil que es encontrar a alguien que te quiera, con quien compartas mil aficiones, forma de pensar, risas y mágicos momentos, y que no consigas llegar a sentir lo mismo que él. Ante esa situación solo hay dos opciones. Seguir, aunque sabes que en cuanto conozcas a alguien que si que te eclipse terminará todo, o cortar por lo sano antes de que sea tarde y hagas daño a esa persona que te está entregando todo su ser y a la que no puedes hacer feliz. ¿Y cortando te sentirás mejor? No, seguirás pensando, ¿pero por qué no me enamoro? Sería todo tan fácil…
De momento el sol sigue saliendo, y la luna también, pero hasta que no vuelvan a tropezarse no volveré a sentirme tan feliz como lo llegué a ser por un eclipse correspondido.

El porqué de este blog

Tras ocho años desde mi salida del armario, decenas de alegrías, decepciones, traumas y sueños por cumplir, varias relaciones frustradas y sobretodo una de tres años con el hombre que, yo creía, era el amor de mi vida; mi vida ha tomado un rumbo incierto en cuanto a los hombres que me ha llevado a la creación de este blog. ¿Es que alguien sabe lo que quiere?
No Entiendo A Los Gays pretende ser un espejo de sensaciones, opiniones, dudas y consejos a través de anécdotas y experiencias propias y ajenas con la intención de comprender a los gays de hoy en día. ¿Qué buscas?, nos suelen preguntar.
A su vez este blog pretende ser una vía de escape vosotros, indignados como yo, para que opinéis, os quejéis, discrepéis sobre los artículos publicados, os sintáis comprendidos si os identificáis con alguna de las situaciones y sobretodo para intentar entre todos descubrir qué piensan, que quieren, los gays de hoy.